Síntesis, cena y diálogo con Alejandro Marius 

La paz y la construcción social

El pasado viernes 11 de noviembre tuvo lugar en Madrid la cena y diálogo con Alejandro Marius, presidente y fundador de Trabajo y Persona (Venezuela), titulada La paz y la construcción social. Miembros de la CDO y representantes de obras sociales como CESAL, Construyendo Puentes, Casa Estela, Asociación Línea 10, entre otras, compartieron inquietudes acerca de su trabajo, las razones por las que comenzaron y por las que continúan haciendo lo que hacen, tomando como punto de partida la petición que hizo el Papa Francisco en la audiencia con el movimiento Comunión y Liberación el 15 de octubre de 2022 en la Plaza de San Pedro, Roma:

«Y para concluir, quisiera pediros una ayuda concreta para hoy, para este tiempo. Os invito a acompañarme en la profecía por la paz –¡Cristo, Señor de la paz! El mundo cada vez más violento y guerrero me asusta realmente, lo digo de verdad: me asusta–; en la profecía que indica la presencia de Dios en los pobres, en cuanto abandonados y vulnerables, condenados o dejados de lado en la construcción social; en la profecía que anuncia la presencia de Dios en toda nación y cultura, yendo al encuentro de las aspiraciones de amor y verdad, de justicia y felicidad que pertenecen al corazón humano y que laten en la vida de los pueblos. Que arda en vuestros corazones esta santa inquietud profética y misionera. No os quedéis parados.»

A continuación, compartimos una síntesis de las diversas intervenciones de los asistentes y las palabras de Alejandro Marius.

Primera intervención: Estoy al frente de una inquietud más que de una obra, quiero aprender a construir con otros, en muchos años de experiencia en este sector creo que aún tengo que aprender este “trabajar con”.

Segunda intervención: Yo vengo por la necesidad de ser acompañada, trabajamos acompañando muchas personas, pero estoy aquí porque necesito una compañía que me ayude a ver, no solo la problemática a la cual respondemos desde nuestra asociación; sino sobre todo para no perder de vista el atractivo detrás de lo que hacemos, especialmente haciendo aquellas cosas que nos cuestan como los trámites burocráticos.

Tercera intervención: Frente a la petición del Papa, veía mi dificultad en comprender, pero a la vez pensaba que estoy en un lugar privilegiado para responder. Considero que cada vez es más necesario el poder trabajar juntos, en los ámbitos que sean, y nuestra forma de mirar y estar juntos en la CDO creo que es un bien para el mundo.

Cuarta intervención: Yo no había interpretado las palabras del Papa como que tuviese que ver con mi trabajo, porque es una obra muy pequeña, con muy pocos beneficiarios. Hace poco nos han concedido la utilidad pública, y una amiga me señalaba cómo una parte de la utilidad pública dice que eres un bien para la humanidad. Entonces mi obra, aunque pequeña, es buena para la humanidad porque, para empezar, es buena para mí. Quiero entender mejor ¿Qué tienen que ver las palabras del Papa con mi obra?

Quinta intervención: Cuando comencé a trabajar fui muy acompañado por gente de la Compañía de las Obras, que me ayudó a entender qué significa una empresa, qué es una obra y cómo dar mis primeros pasos. Sigo aquí porque quiero seguir siendo acompañado, seguir aprendiendo, de gente que me pone adelante un horizonte más amplio, más allá de dar respuesta a las cuestiones particulares que surgen en el trabajo, me ayudan a mirar cómo estar delante de la persona que tengo adelante, cómo mirar a cada beneficiario, qué propuesta tengo para esta persona; y entonces, qué tengo que decir al mundo.

Se me queda corto el trabajo si consiste solo en responder a una necesidad y no en mostrar quién soy, qué me ha sucedido en la vida. Por eso me pregunto cómo nos ayudamos juntos a construir la sociedad siendo inteligentes. Cómo trabajamos en red, cómo la experiencia que tú y yo tenemos, la juntamos por un bien mayor.

Yo necesito una amistad que me provoque, que me diga siempre: esto lo estás haciendo, ¿por qué? y ¿para qué?

Intervención Alejandro Marius 

La Compañía de las Obras

Antes de comenzar con Trabajo y Persona, ya había tenido unos años de experiencia en la CDO y mi trabajo hoy está totalmente impactado por ese camino de trabajar con otros. Lo que más me impresiona es ese aspecto de vivir, más que en una compañía, en comunidad; hay muchas redes internacionales en las que participo, pero networking no es lo mismo que comunidad. En una comunidad la compañía es algo intrínseco, estás en una comunidad y entonces te acompañan, y surge una conciencia del trabajo que procura, frente a la necesidad del otro, responder mejor, profesionalizarse e interesarse; pero la respuesta viene de esa conciencia de la relación que hay entre lo que eres y lo que haces, puede ser profit o non profit, da igual, el punto está en la naturaleza de lo que expresa la palabra Obra.

Una empresa también empieza por caridad, hacia uno mismo, hacia la gente, si uno quiere únicamente hacer negocios busca simplemente algo que el momento dé más dinero y comienzas a especular, pero hacer una empresa es complicado, y sin la perspectiva del bien común y la caridad que han tenido contigo, desde el que te prestó el dinero al principio, los padres que te ayudaron, Dios que te dio ciertos talentos… si uno no tiene conciencia de que es objeto de una caridad a la hora de emprender cualquier cosa, va a durar poco, porque esa obra dependerá solo de tu voluntad y estás perdido.

Entonces para mí, lo que más me interesa de la Compañía de las Obras es justamente este nivel de ponerse en juego y compartir un camino.

Por ejemplo, un amigo me pidió encontrarme con un Obispo amigo suyo que vive en un lugar de muy difícil acceso en Venezuela, casi en la frontera con Brasil, tiene que recorrer 12 horas para llegar a la ciudad venezolana más cercana y, en cambio, solo hora y media para llegar a la primera ciudad brasilera, no hay agencia bancaria, no tiene como movilizar el dinero de las financiaciones que pueda obtener. Lo conocí porque estuvo en Caracas muy poco tiempo, solo nos vimos un par de horas, y me puso adelante toda su necesidad, yo le hacía preguntas de rigor para ver potenciales maneras de solucionar y sus respuestas me desarmaban, no podía hacer nada: no hay empresa privada, no puede tranzar en dólares sino en reales brasileros, y para cambiar entre una moneda y otra es un proceso complejo, hay presencia de la guerrilla, etc. … Mi inteligencia de la realidad quedaba en el suelo, no tenía de dónde agarrarme, solo mi impotencia. Y le dije: lo único que puedo ofrecerte es mi amistad, que sepas que yo estoy aquí, que no es algo operativo de inmediato, pero que tiene el potencial de serlo.

Me quedé con esa tensión. Al tiempo este amigo volvía a Caracas y me pidió ayuda con un tema bancario, le presenté a otra persona que tampoco pudo resolver nada en ese momento, pero que quedó tan conmovido con toda su obra, que se comprometió a hablarlo con otra persona que tiene mayor jerarquía y otras posibilidades de solucionar.

Yo seguía viviendo la impotencia de sentir que no había resuelto nada, pero este amigo estaba cada vez más agradecido.

La compañía de las obras tiene el calibre de una amistad que puede ser todo lo operativa posible, técnica, brindar asesorías, pero uno puede llegar frente al necesitado con todas las mejores capacidades desarrolladas, pero el punto más alto es llegar al silencio y decirle al otro: no puedo ayudarte, pero te ofrezco mi amistad, ya se encargará el Señor de ver cómo toca a mi puerta, yo me llevo al otro en el corazón. Para mí la CDO es eso, tener la conciencia de pertenencia a una comunidad que se puede volver operativa en cualquier momento.

La paz y la construcción social

Frente a la invitación del Papa el 15 de octubre, recuerdo a Monseñor Aldo Giordano, que en paz descanse, porque tenía una fijación, que me transmitió, por la Evangelii Gaudium y los cuatro principios en los que fundamenta el bien común y la paz social. Porque lo que hoy nos pide el Papa no puede estar desconectado de lo que nos indicó en un principio, creo que ahí están claves metodológicas muy importantes que no podemos perder.

Afirmar que el tiempo es superior al espacio. Las cosas tienen su tiempo y es más valioso comenzar procesos que ocupar espacios. En Venezuela hemos sufrido mucho porque todo el mundo pelea por ocupar espacios y al final a nosotros nos interesa más iniciar unos procesos, porque así, cuando Dios quiera, se puede incluso ocupar un espacio, pero de una manera mucho más inteligente y razonable.

La unidad prevalece sobre el conflicto, el todo es superior a la parte, ambos principios que ponen por encima el valor del diálogo y de un horizonte más grande.

La realidad es más importante que la idea. No hay nada peor y más en contra del ser humano que hacer un proyecto de escritorio, saltándonos la realidad, sin tener contacto con esa realidad en la que esperamos incidir, y eso se nota.

¿Cómo servir al más pobre? Pues lo primero es que sepa que estás ahí, para empezar, que sepas escuchar; luego, si eso lo cuentas a alguien más, se puede convertir en un proyecto, una iniciativa y conectarte con otros, siendo una idea que parte del diálogo con la realidad. Si partimos de otro lado, podemos, queriendo hacer un bien, hacer un mal.

En Trabajo y Persona no hacemos nada solos, nuestro ámbito es la educación para el trabajo pero no tenemos ni un centro de capacitación; tenemos una oficina alquilada en Caracas, espacios en el interior del país en alianza con Cáritas, una universidad, una cámara de comercio, pero no un centro propio. Me encantaría tener un restaurante escuela donde hacer propuestas, pero cuando uno juega de visitante, quizás no puede hacer muchas cosas, pero está más exigido a dar la razón de quién es y por qué quiere desarrollar las actividades.

Por ejemplo, en una ciudad llamada Carúpano damos las clases de gastronomía en el único hotel que hay en la ciudad y con el tiempo nos hicimos amigos del dueño. La última vez que fui, tuvimos una reunión con otros empresarios de la zona para identificar nuevas propuestas que pudieran surgir, y quien presentó qué es Trabajo y Persona fue el mismo dueño del hotel. Varios contaron lo que hacían y comenzaron a proponer realizar talleres, productos, servicios… y yo pensaba ¿qué es esto? Gente con un deseo, que quiere ser acompañada en el trabajo que hace, que se encuentran en la necesidad, la comparten y al final se hace un juicio, y ni siquiera importa que sean católicos, pero tienen la necesidad de vivir una compañía y pertenecer a algo, por amor a su pueblo, a la gente.

Yo veo a la compañía de las obras así.

Uno puede mirar, observar la realidad de verdad, si parte de la premisa de que la realidad es positiva, nadie es masoquista para estar mirando el dolor y el sufrimiento sin partir de que la realidad encierra una positividad.

Pregunta: Trabajar en alianza con otros, al principio puede parecer sacrificar objetivos, visión, principios o presupuesto de mi organización, parece perder. ¿Cuál es el valor de trabajar con otros?

Alejandro: En nuestra experiencia, el resultado siempre es más que si lo hubiésemos hecho solo nosotros. Por ejemplo, hubo un proyecto que hicimos con dos entidades que no suelen trabajar juntas, al tiempo una persona que trabajaba en una de las organizaciones iba a renunciar, y el presidente me llamó preguntándome si yo podía hacerle una propuesta de trabajo a esta persona, en ese momento yo no podía, y entonces habló con el presidente de la otra entidad para saber si podrían hacerla una propuesta ellos. Es como si el Real Madrid y el Barcelona hablaran, así como amigos, y se recomendaran un jugador. Hemos hecho proyectos en los que trabajan juntas empresas que son los principales competidores en su sector, cámaras de comercio que representan países distintos, incluso artistas tanto a favor como en contra del gobierno.

Cuando hay diferencias, la única manera de unir a las personas es poner adelante el mismo horizonte, qué es lo que nos une, no se trata de ir al fondo de las cosas que nos separan, sino que, si hay solo dos en las que nos unimos, iremos al fondo de esas dos. Surge una dificultad y preguntamos, ¿por qué estamos aquí?, para ayudar a las mujeres, los pobres, tal o cual población… entonces si es así, ¿qué haces tú, qué hace el otro y qué hago yo para que sea factible lograr ese objetivo?

Intervención final: Me asombro de qué bien saben mirar, tomarse en serio el estar, el acercarse al otro, porque cada día pasan tantas cosas por delante y uno no se da cuenta. Yo una vez más vuelvo a mirar en quién fijarme, con quién estar, y vuelve a despertar en mí la curiosidad y el deseo de hacer ese tipo de propuestas, pero sobre todo de vivir de esa manera.

Invitación: Queda delante nosotros esta provocación, cómo nos acompañamos en el día a día. Tenemos que tener también esa iniciativa de decir: no sé hacer esto, tengo esta dificultad, ¿quién sabe hacerlo, cómo nos acompañamos? Quiero participar de esas obras que me ayudan, no solo a nivel técnico sino a levantar la mirada. Incluso la obra más grande tiene el riesgo de bajar la mirada, de ver que está creciendo, que va bien, dejar de tener presente lo fundamental. 

Que cada uno ponga adelante qué tiene y acompañémonos en esta aventura.