Encuentros con jóvenes trabajadores

Al volver del verano hemos propuesto momentos en Barcelona, Tenerife y Madrid donde comenzar a poner en común preguntas y experiencias en torno al trabajo con algunos jóvenes y socios de la CDO.

Criterios para cambiar de trabajo, la necesidad de identificar alguien en quien confiar y a quien seguir; así como la gran necesidad de percibir unidas la vida familiar y laboral son algunas de las cuestiones que han surgido en los primeros encuentros.

Algunos de los jóvenes que han asistido han escrito sobre el valor que ven en estos encuentros:

Si quieres participar o hacer alguna propuesta relacionada escribenos:

  • Me sorprendió mucho de la primera cena, que se explicitase algo que todos experimentamos de algún modo u otro, pero de lo que pocas veces hablamos: las cosas decaen. Aparentemente, si no sucede algo, uno viene a menos. Con esta premisa -que es un hecho-, lo que más agradecí de la cena fue descubrir que existe un lugar que se llama Compañía de las Obras en la que uno se ve sostenido en el deseo de no venir a menos. “¿Por qué se llamará Compañía de las Obras?”, me pregunté. Y me maravilló darme cuenta, por lo que cada uno contaba, de que la obra soy yo y, al mismo tiempo, yo no puedo descubrir sola quién soy verdaderamente. Por eso, es necesaria la compañía, para que esta obra que soy y está en construcción se vuelva algo para todo el mundo.

 

  • Durante casi 10 años he buscado escalar en el trabajo y conseguir subir al máximo mi salario. El resultado es que tengo un salario bastante razonable (para lo que se mueve hoy en día, que es una miseria), pero no disfrutaba del trabajo. Desde hace unos 3 años que intento disfrutar del trabajo por encima de mi retribución dineraria, pero veo que me falta espina dorsal, y que incluso en un entorno favorable y con proyectos interesantes en la posición que quería, a la mínima pierdo el aguante, dejo de disfrutar el trabajo y empiezo a procrastinar. Para mí, la asistencia a los encuentros de la CDO viene marcada porque he visto a gente disfrutar del trabajo y me dan envidia, y, como en todos los ámbitos de la vida, sé que las circunstancias no son las que mandan, sino la persona que las vive y como las vive. Por esto vengo. ¿Qué potenciaría? Igual escuchar más experiencias de aquellos que disfrutan del trabajo y ver cómo lo hacen.

 

  • Cuando me invitaron hace un mes a participar del encuentro/comida con algunas personas vinculadas a la CDO, explicándome que esta comida nacía del deseo de mirar juntos el ámbito laboral, no dudé en decir que sí. Estaba conmovida por ver cómo la vida del movimiento de Comunión y Liberación busca acompañar en todos los aspectos de la vida, dado que esta propuesta venía a responder a una pregunta que tengo muy abierta, sobre cómo vivir el trabajo, desde que empecé aproximadamente seis años. Lo primero que me llamó la atención es ver el deseo de jóvenes que acaban de entrar en el mundo del trabajo, o que llevan relativamente poco, de dejarse acompañar, de querer aprender de otros que llevan más tiempo trabajando a vivirlo bien. Para mí vivir bien el trabajo quiere decir vivirlo con seriedad, con el deseo de crecer, de aprender, que sea la posibilidad de generar un cambio, viviéndolo con intensidad, pero sin que sea la totalidad de la vida, porque se corre el riesgo de que se vuelva un refugio o simplemente cómo el peaje a pagar para poder vivir y disfrutar. Lo segundo fue, que ante este deseo de los jóvenes, hubiera otro grupo de adultos que se hayan mostrado interesados por escucharnos, que hayan dado su tiempo gratuitamente para compartir su experiencia, para responder a nuestras preguntas, y cómo la propuesta última que se nos hacía era la de acompañarnos en el camino, y si, también en el trabajo, pero más importante aún en la vida. Cómo en una comida sobre «el trabajo», se hablaba más de quién era cada uno de los que estábamos allí, del corazón que somos y de lo que le conmueve, preocupa, interesa a cada uno, entiendo que sin mirar eso no se puede mirar sólo lo técnico o estratégico que a cada uno le toca confrontar, pues te perderías lo más importante.